Estoy a favor de la prostitución, ahí, lo dije, una sentencia tan políticamente incorrecta como escandalosa pero que tiene sus justificaciones. Primero hay que ver qué es lo que escandaliza a la gente. La prostitución, qué es dicho sea de paso la profesión más antigua del mundo, no siempre ha tenido esta connotación negativa, en épocas pasadas las cortesanas contaban de mucha reputación y solían tener voz en los asuntos públicos. Creo que el problema se instauró con la moral cristiana.
Tal como Nietzsche en su "Genealogía a la moral" bucea entre los cimientos que constituyen nuestra cosmovisión occidental (que son las bases platónica y judeo-cristianas), me aventuro a decir que el rechazo a la prostitución no es más que un hipócrita discurso repetido que tiene sus orígenes en la negación al cuerpo, la privación de la carne y la concepción de inmoralidad que provoca la lujuria.
Es claro como toda esta tradición a alienado la unión psicofísica del hombre, la sexualidad es algo que causa placer, que si bien tiene como objetivo la reproducción, resulta ilógico restringirlo a ese ámbito cuando en realidad constituye una satisfacción para el individuo.
¿Pero, por qué se niega? Porque alguna vez fue tildada de pecado, de algo sucio, de venderse a si mismo. Encuentro que eso es un discurso añejo y estéril, voy a ahondar en la última frase, quizás el buque insigne del ataque a la prostitución: "el vender el cuerpo". Me disculparán, pero el que vende su cuerpo es un esclavo, no una prostituta. Si miramos agudamente, la prostituta no hace más que dar un servicio, un servicio que en este caso tiene tiempos definidos y para ejercerlo se utiliza el cuerpo, un servicio que si no fuera por la connotación moral que existe -que insisto, no ha sido siempre así- no diferiría de algún masaje, retrato o plato de comida que se le de a cualquier consumidor.
No hay que embetunar a todos con una creencia religiosa, ya que restringe los campos de acción. Si alguien no ve en la sexualidad algo sagrado, sino una diversión, está en todo su derecho de ejercerla cuando quiera ¿por qué discriminar a alguien con ese pensamiento? Utilizando lo que ha dicho el sabio filósofo John Stuart Mill, cualquiera puede hacer lo que estime conveniente, mientras no dañe a otros, entonces ¿daña a alguien la prostitución? Mientras ésta sea acordada por dos partes, (comprador y vendedor) y no hay presiones, no veo el problema. Alguna gente compara la prostitución con robos y asalto ¡qué estúpido! en un robo o asalto hay una trasgresión a la libertad del otro, un daño a terceros, en la prostitución no.
Finalmente, la única restricción a la prostitución es la idea de moral cristiana y del pecado, ya que como se explicó, la prostitución no presenta un daño real para nadie, y de presentarse alguno, este sería responsablemente recibido (ojo que hablo de la prostitución con elección, vale decir sin presiones y con la edad normativa respectiva). Que vuelva la era de las cortesanas, que se entienda que es un servicio en el cual se trabaja ¿cuántos artistas se han prostituido por poder y gozan de política inmunidad? Levanto la sospecha.
Limp Bizkit - Boiler
Hace 15 años