lunes, 18 de enero de 2010

Inerte movimiento

Silencio plateado, sonrisa tus rocas tu movimiento inerte me convoca.
Galope intranquilo que irrumpe en la quietud aún cuando tienes un comienzo en el final no te agotas.
Vuelves, siempre, inevitablemente condenado a fluir en el eterno retorno. Desde las imperturbables nieves hasta la orilla del mar.
Naces y vives, vives y mueres, eres la contradicción primaria,
la contradicción predilecta.
¿Qué secreto esconden tus aguas que no me muestras?
Te sigo hablando, aún cuando eres el mismo estás cambiado,
y me quedo mirándote perplejo, sin poder adivinar, si acaso es un mismo río, o son muchos los que he visto al pasar.

De tierra es tu magia

Centinela, guardián, insolente sabio, amarrado te encuentras a la carne del planeta.
No necesitas ver, pues entienes todo lo que te rodea, tus ramas saludan al viento, descanzan bajo la luz de la luna.
No te interesa enseñar ni ser instruído,
hablas con las hojas.
No eres uno sino parte, no eres individuo sino conjunto. Tus raíces se aferran a la gota de vida que gira potente.
Estás quieto, reflexivo, no protestas si te rompen por dinero o desprecio.
No planeas una venganza, no pretendes tomar el mundo.
Nadie comprende mejor que tu los caminos de la vida.

viernes, 23 de octubre de 2009

Defensa a las prostitutas

Estoy a favor de la prostitución, ahí, lo dije, una sentencia tan políticamente incorrecta como escandalosa pero que tiene sus justificaciones. Primero hay que ver qué es lo que escandaliza a la gente. La prostitución, qué es dicho sea de paso la profesión más antigua del mundo, no siempre ha tenido esta connotación negativa, en épocas pasadas las cortesanas contaban de mucha reputación y solían tener voz en los asuntos públicos. Creo que el problema se instauró con la moral cristiana.
Tal como Nietzsche en su "Genealogía a la moral" bucea entre los cimientos que constituyen nuestra cosmovisión occidental (que son las bases platónica y judeo-cristianas), me aventuro a decir que el rechazo a la prostitución no es más que un hipócrita discurso repetido que tiene sus orígenes en la negación al cuerpo, la privación de la carne y la concepción de inmoralidad que provoca la lujuria.
Es claro como toda esta tradición a alienado la unión psicofísica del hombre, la sexualidad es algo que causa placer, que si bien tiene como objetivo la reproducción, resulta ilógico restringirlo a ese ámbito cuando en realidad constituye una satisfacción para el individuo.
¿Pero, por qué se niega? Porque alguna vez fue tildada de pecado, de algo sucio, de venderse a si mismo. Encuentro que eso es un discurso añejo y estéril, voy a ahondar en la última frase, quizás el buque insigne del ataque a la prostitución: "el vender el cuerpo". Me disculparán, pero el que vende su cuerpo es un esclavo, no una prostituta. Si miramos agudamente, la prostituta no hace más que dar un servicio, un servicio que en este caso tiene tiempos definidos y para ejercerlo se utiliza el cuerpo, un servicio que si no fuera por la connotación moral que existe -que insisto, no ha sido siempre así- no diferiría de algún masaje, retrato o plato de comida que se le de a cualquier consumidor.
No hay que embetunar a todos con una creencia religiosa, ya que restringe los campos de acción. Si alguien no ve en la sexualidad algo sagrado, sino una diversión, está en todo su derecho de ejercerla cuando quiera ¿por qué discriminar a alguien con ese pensamiento? Utilizando lo que ha dicho el sabio filósofo John Stuart Mill, cualquiera puede hacer lo que estime conveniente, mientras no dañe a otros, entonces ¿daña a alguien la prostitución? Mientras ésta sea acordada por dos partes, (comprador y vendedor) y no hay presiones, no veo el problema. Alguna gente compara la prostitución con robos y asalto ¡qué estúpido! en un robo o asalto hay una trasgresión a la libertad del otro, un daño a terceros, en la prostitución no.
Finalmente, la única restricción a la prostitución es la idea de moral cristiana y del pecado, ya que como se explicó, la prostitución no presenta un daño real para nadie, y de presentarse alguno, este sería responsablemente recibido (ojo que hablo de la prostitución con elección, vale decir sin presiones y con la edad normativa respectiva). Que vuelva la era de las cortesanas, que se entienda que es un servicio en el cual se trabaja ¿cuántos artistas se han prostituido por poder y gozan de política inmunidad? Levanto la sospecha.

lunes, 31 de agosto de 2009

Un día con.. la nueva izquierda de Arrate








Congenia sus estudios de Ciencias Políticas con la coordinación de la campaña. Salvador Muñoz no sólo sueña con ver a Arrate en La Moneda, también busca renovar la dispersa izquierda chilena.


“A parar, a parar, el saqueo ambiental”. Son las once de la mañana en la Plaza Chacabuco y hay alrededor de 70 personas reunidas frente al teatro “Universidad de Chile”. Un adolescente de camiseta morada reparte afiches alusivos a “Patagonia sin represas”, un movimiento que se opone a las centrales hidroeléctricas que se quieren poner en la Patagonia debido al daño al ecosistema que eso provocaría. En ese momento un hombre barbado y de lentes, que aparenta tener 50 años, habla a través de un megáfono pidiendo el apoyo de los transeúntes.
Un poco alejado del tumulto se encuentra sentado en unos grandes maceteros un joven con camisa azul, un jóquey verde y una polera blanca que dice “súmate”. Su nombre es Salvador Muñoz y, con sólo 23 años, es el coordinador de la candidatura presidencial de Jorge Arrate.

Dedicación Full Time

“Lo primero que hago después de desayunar es ir al comando”, afirma Salvador. Al llegar, revisa la prensa y luego parte a alguna actividad, ya sea esta una marcha en la calle o algún foro universitario. No descansa hasta las 11 de la noche, cuando acaba su jornada.
Pero la vida de Salvador no se resume a estar en terreno haciendo campaña para su candidato Es estudiante de Ciencias Políticas en la Universidad Diego Portales y está terminando sus tesis economía de estados. El congeniar sus estudios con las responsabilidades políticas no ha sido simple, “estos últimos meses han sido muy difíciles, estoy todo el día haciendo algo agrega.

A pesar de su corta edad y no pertenecer a una familia que participe activamente en política Salvador sabe lo que quiere y rodaje no le falta. “Hemos estado en universidades desde Antofagasta hasta la Austral en Valdivia, haciendo debates y foros de discusión para difundir sus ideas, “hasta en la Adolfo Ibáñez aunque no lo creas” comenta entre risas.
En seguida, afirma que lo que más le ha llamado la atención de los foros son los representantes de Marco Enríquez-Ominami: “Es el más derechista, quiere privatizar todo Chile”, afirma.

A marchar se ha dicho

Alrededor de Salvador, comienzan a llegar distintos jóvenes con banderas que rezan “Izquierda 21”, un movimiento que empezó, el 2008 como una disidencia de la Juventud Socialista, pero que hoy cuenta con alrededor de cien adherentes de diversos sectores políticos (no sólo militantes) que buscan formar, tal como dice el nombre del grupo, una nueva izquierda del siglo 21. “Salva siempre te pones la chapita al lado contrario dice María Paz Aguilar, vocera del movimiento, mientras le ordena la pequeña placa de “Izquierda 21”. Cinco minutos después, todos los jóvenes que Salvador logró reunir sonríen y se paran: empezó la marcha y es hora de moverse.
Banderas azules, blancas y naranjas se menean en el aire. Un grupo de baile nortino de Antofagasta, al ritmo de la batucada, anima al tumulto de gente que se mueve hacia el frontis de la facultad de Derecho de la Universidad de Chile. “¿Ves toda esta gente?” dice Salvador, “Son todos jóvenes y se mueven por lo mismo”.
El grupo es colorido, y se encuentran desde niños, hasta adultos repletos de canas. También se divisan banderas de partidos políticos, como la Juventud comunista, el PPD y el Partido Humanista. Además agrupaciones medioambientales y hasta un peculiar grupo de personas con overoles rojos que piden un “mundo sin guerras”.
“Colbún, Endesa, ni ahí con tus represas”, gritan fuertemente los manifestantes. Mientras tanto, Salvador y “Izquierda 21” se mueven entre la gente, los autos que pasan aportando sonoros bocinazos que se perdían en el aíre, pero esto no duraría más de 15 minutos. Un poco pasado Pio Nono con Bellavista, un grupo de carabineros llamó a la marcha a ir a otro lado. “Vamos para la otra, esta se está acabando” dice Salvador, y su grupo se encamina a la Alameda: Es el día nacional de los detenidos desaparecidos, y es hora de marchar hacia La Moneda.
Lejos de los tambores y silbatos, la nueva marcha cambia de color. Ya no se escuchan cantos, sino viejas consignas comunistas. El multicolor dio un paso a un predominante color rojo y las caras de alegría cambiaron a un caleidoscopio de orgullo, resignación, tristeza y esperanza de que se haga justicia
“Vez lo que digo”, dice Salvador. “Son dos izquierdas, una es transversal y joven, mientras que ésta es más tradicional. Mi idea es unir a las dos, crear un mix”. Aún cuando sus deseos son sinceros, él conoce los límites de sus propuestas: “hay resistencia a las nuevas tendencias, pero es por eso que me gusta Arrate, es el que más abre las puertas a este diálogo”.
Junto los diversos lienzos que dicen “Amnistía internacional”, “Clase contra Clase”, entre muchos otros, se escuchan y gritos a favor a de la causa Mapuche. Claudia, una simpatizante de Arrate comenta que el candidato aperra con todo: no está marchando acá, pero sí lo está haciendo en Concepción. “Esto lo contrasta con los otros candidatos ya que casi ninguno sale a la calle” concluye.

Tensión, lágrimas y Folklor

Pasada la casa Central de la Universidad de Chile y a metros de La Moneda, la marcha para repentinamente. Los manifestantes se miran perplejos, ya que aún siendo una marcha autorizada, un grupo de carabineros se encuentra bloqueando el paso. Salvador se agrupa con los de “Izquierda 21” y aconseja a una militante, que se encuentra acompañada de un niño, que se vaya por si hay conflictos.
Los ánimos comienzan a caldearse y algunas personas comienzan a cantar en contra de los carabineros “esa policía verde…”. Un joven se pasea como un león enjaulado y grita que esto es una provocación. Salvador se ríe irónicamente y comenta “¿Para qué nos ponen un escenario si no nos van a dejar pasar?”. En seguida, un dirigente de la marcha se reúne con un par de carabineros, mientras que todos siguen atentos. Los efectivos se hacen a un lado y todos renuevan la marcha.
La marea de manifestantes desemboca en un escenario frente a La Moneda. La animadora alienta a todos lo que concurren a la cita y presenta un grupo musical compuesto por familiares de los detenidos desaparecidos. “La izquierda 21” se sienta en el pasto y conversa con el resto de los presentes. Luego de un rato, Salvador, Claudia y el resto se despiden, y con el canto de Inti Illimani de fondo, se pierden en la Alameda.

sábado, 25 de julio de 2009

El reloj


Son las 7 de la tarde del cuatro de febrero de 1895. El cielo está blanco y nublado, y las calles vacías, hoy habrá tormenta de nieve. Una carroza galopa por los pequeños edificios de ladrillo, en su interior lleva a Richard Smith, el verdugo de Nueva York, quien se dirige a su casa tras acabar con la última ejecución del día.
El cochero deja a Smith en la puerta de su hogar, una casa campestre a las afueras de la ciudad, antigua y alejada de los ruidos, el único sonido que perturbaba el inquebrantable silencio era el ocasionar ulular de los búhos que se posaban en los desnudos árboles de alrededor. "Cuídese del frío señor" le dijo el cochero, "hoy nevará con fuerza", Richard asintió y le dio un par de monedas, luego se dirigió a su casa y cerró la puerta con llave.
Al entrar a su hogar, colgó su negro abrigo en el perchero y dejó su sombrero de copa sobre la mesa, cerró las ventanas, y corto leña con su hacha para prender la chimenea. Con los troncos ya crujiendo bajo el abrazo del fuego, Smith prendió una vela y se quedó solo en el comedor.
Richard Smith siempre ha sido un "lobo solitario", desde muy pequeño que la compañía le parece algo inútil, un "sin sentido" como afirma él. Nunca fue de muchos amigos ni relaciones cercanas con su familia, fue hijo único, por lo que no tiene hermanos ni hermanas que visitar, sus padres murieron víctimas de un mortal resfrío hace ya 15 años, y nunca ha tenido las intenciones de contraer matrimonio. Sin saberlo, su vida solitaria jamás le permitió desarrollar las emociones humanas, lo cual lo hacía el perfecto candidato para su trabajo. Smith era de los pocos que no pestañeaba cuando colgaba a un bandido, por lo que sus servicios siempre fueron solicitados y bien remunerados, nada mal para un tipo sin mucha educación y de familia humilde.
La casa de Richard era más bien simple y austera, tenía un desnivelado piso de madera y pocos adornos. Por lo general no había ningún objeto de valor, salvo su antiguo reloj cucú alemán. Era un reloj grande y magnífico que fue construido por su tátara abuelo, Karl Smith hace muchísimos años, desde entonces ha pasado de generación en generación por las manos de los Smith, sin excepción, lástima que Richard era el último de la familia, terminando no sólo con el linaje, sino también con una larga tradición.
El cucú marcaba las nueve, cuando Richard sacó una novela de Julio Verne, si bien no era un tipo ilustrado, se jactaba de ser un lector de novelas, quizás porque es el único momento donde lograba sostener un diálogo con alguien. Su dedo pasaba las ásperas hojas del libro mientras se sumergía en la prosa de Verne, pero algo lo distraía de su lectura, tic-tac-tic-tac el sonido del cucú retumbaba más firmemente en sus oídos. El ruido del cucú comenzó a desesperarle, el sepulcral silencio de su casa se veía interrumpido constantemente, tic-tac-tic-tac.
"Maldición", dijo Richard, el antiguo reloj le impedía concentrarse en el libro. Cada ve el reloj desesperaba más a Smith, cada vez que los segundos pasaban más molesto se hacía todo al verdugo. "¿Por qué nos mataste?" creyó oír Smith, comenzó a morderse las uñas. "No, no, no, yo no maté a nadie, los ejecuté, ese es mi trabajo, alguien tiene que hacerlo" repetía religiosamente Richard mientras miraba paranoico a sus espaldas. "Fuimos inocentes..." escucho de nuevo Smith, y el ruido del cucú se volvía cada veza más infernal tic-tac-tic-tac. Richard comienza a golpear sus dedos en la mesa e intenta infructuosamente tararear una canción, pero es inútil, el tic-tac se volvía a ratos ensordecedor, he inundaba toda la casa con pequeños ecos.
Richard se para e intenta ir a dar una vuelta, saca su abrigo e intenta abrir la puerta, pero es imposible, la nieve a trabado la salida. De fondo sólo se escucha el cucú, tic-tac-tic-tac, "Debo estar volviéndome loco" pensó Smith, luego fue al baño para enjuagarse la cara. "Todo está bien, todo tranquilo" decía, mientras mojaba su cuello y detrás de las orejas, luego levanta la vista y da un salto espantado, en el reflejo del espejo creyó ver una niña que lo miraba a los ojos. Smith comenzó a temer y dio vuelta el espejo y todos los de la casa, tapó con cortinas los vidrios y todo lo que pudiera reflejar algo que él no estaba dispuesto a ver.
Intento tranquilizarse y concentrarse en Verne, abrió la novela y de nuevo escucho tic-tac-tic-tac, en cada golpe del segundero recordaba una muerte, a alguien asesinado. Tic, un hombre ahorcado, tac una pequeña niña abraza los pies sin vida de su padre, tic un hombre muere por una supuesta violación a la mujer del alcalde, tac un bandido sube a la horca. Richard tomo sus cabellos y empezó a tirarlos cada vez con más fuerza. "No era mi intención, lo juro, yo sólo hacía mi trabajo" decía, pero era inútil, susurros de millones de inocentes musitaban a su oído "asesino, ¿por qué lo hiciste?".
Smith no soportaba más, y comenzó a gritar como un loco "¡Qué te hecho a ti, reloj de mierda!", "déjame en paz, déjame en paz". Pero el reloj no tenía piedad, ahora cada tic-tac resonaba tan fuerte como una catedral en los oídos del verdugo de Nueva York. Cada vez más imágenes recorrían su memoria, podía recordar cada cara que desnucó, cada llanto de la familia del ejecutado, y cada mirada desconsolada de los espectadores, pero por sobre todos los recuerdos veía a esa niña, que abrazaba los pies de su padre segundos después que este fuera colgado, su cara regordeta y sus ojos llorosos, perseguían con culpabilidad a Smith.
Tic-tac, el sonido se volvió insoportable, Richard se paró y corrió a la chimenea, sacó el hacha y miró al cucú. "Ja ja ja, vamos a ver si sigues cantando después de esto hijo de puta" le dijo mientras tomaba el suave mango de madera de su arma. Se dirigió al reloj con la mirada desorbitada de un loco, despeinado y con ojos saltones, "ahora aprenderás a callar" le dijo al cucú, levantó el hacha y de una diminuta puerta salió un verde pájaro con ojos negros "cucú, cucú, cucú" le gritó al verdugo. Smith al mirar al pájaro cayó de espaldas petrificado de terror, esa pequeña criatura parecía juzgarlo como un juez cada vez que se asomaba y posaba sus ojos en él.
Antes que dejara de sonar el cucú, Smith tomó el hacha y saltó contra el reloj, comenzó aporreando con una fuerza endemoniada, madera, astillas, resortes y demases saltaban, mientras Richard en estado catárquico destrozaba años de historia. Golpeaba, golpeaba, y golpeaba, así estuvo 20 minutos sin parar, su mente estaba enfocada sólo en una misión, destrozar el reloj.
Smith siguió golpeando hasta que no encontró más pedazos, jadeando y con su camisa abierta se sentó en la mesa del comedor, sacó un Whisky del bar y comenzó a beberlo a pequeños sorbos mientras respiraba exhausto. "Gané, nunca más, nunca más los recuerdos" pensó triunfante y echó su transpirada cabeza hacia atrás, estuvo un minuto tranquilo recomponiéndose, hasta que volvió a escuchar, tic-tac, tic-tac, el sonido continuaba, una angustia apretó su vientre y cuello, ¿Qué estaba pasando?, comenzó a desesperarse, hasta que posó su mirada en la chimenea, ahí se encontraba su hacha.

lunes, 4 de mayo de 2009

El Kraken


El cielo estaba azul oscuro y el sol aún no se asomaba, las olas rugían y se golpeaban entre ellas mientras el viento silbaba con una fuerza incontenible. En medio de todo ese caos estaba un marino en su pequeño bote, que intentaba prender el húmedo tabaco de su pipa sin éxito. Estaba solo, en medio de un mar oscuro y profundo, morada de la bestia más temida del océano, el Kraken.
El frío se colaba por las mangas y las botas mojadas del marino. Cada vez que respiraba, una nube de vapor salía de su boca, el olor a sal del mar y la furia de la naturaleza era algo abrumante para quien su única protección era una pequeña embarcación de madera. La tempestad cesó de repente para dar paso a algo mucho más tenebroso, del sombrío fondo del océano salió un inmenso tentáculo de bíblicas proporciones, luego salió otro y otro más, el marinero paralizado de terror cayó de espaldas ante la omnipotencia del Kraken, el monstruo marino.
El Kraken impactó su enorme tentáculo en el mar formando una ola de 30 metros de altura, la barca de madera no soportó el golpe y se volcó, dejando al marino hundido y vulnerable en la lóbrega inmensidad. Cuando finalmente logró salir, nuevamente el viscoso ojo de la ciclópea criatura se posó en su cuerpo y alzando su brutal extremidad como un pesado látigo, lanzó un azote sobre la cabeza del navegante, pero justo antes de impactarlo, el tentáculo comenzó a acariciar tiernamente la cabeza del marino, luego este escucho unas dulces palabras que salían del ahora cálido cielo: Despierta Felipe, son las nueve, te quedaste dormido, acuérdate que hoy tienes prueba de lenguaje.

sábado, 25 de abril de 2009

Tedio

El viento deja de galopar, para arrastrarse como gusano por las hirvientes rocas.

El ojeroso y anciano rey muere ante la impotencia de no poder levantar su cetro.

El sol decide no brillar este día, y la luna cuenta con sus ásperos dedos los billetes sucios en una esquina.

La marcha fúnebre se ahoga entre hedores pestilentes y una sed arenosa.

Un olor a cigarro viejo, una resaca indiferente, un dios ausente.

El tedio tapa narices y me asfixia en su punzante desdicha, cae como un espeso y seco brebaje por mi garganta oxidada

El niño mira el mundo pero nada le encuentra de nuevo.

El calor y sus figuras ondulantes queman flojas las pupilas.

Giramos atrapados en la nada y para siempre, gitanos de un grano de arena en un mar oscuro.

¡Hay si sólo existiera una respuesta!

Aswan, Egipto

Aswan, Egipto

Nueva Delhi, India

Nueva Delhi, India