Son las 23 horas y Jorge se levanta, su pálida piel se refleja con la luna mientras comienza su marcha. Se pierde en los bosques de Suiza, su nuevo hogar, mientras huele la tierra semi mojada por la lluvia de ayer. Su paso es ligero y silencioso, como la sombra de un errante, su cuerpo se desliza entre los árboles con maestría mientras divisa a un joven estudiante borracho, que tropezándose y abrazado de su botella de vodka lucha por llegar a casa. Jorge se acerca sigiloso, el estudiante se da cuenta de que algo sucede y afirma su billetera, los pasos de Jorge se acercan con flexibilidad felina, el estudiante queda inmóvil, Jorge le hunde sus colmillos en la tierna carne y comienza a beber su sangre que cae espesa y tibia por su garganta, Luego Jorge se para y se pierde en la niebla. Está cansado y se acuesta en la pradera, el sabe que no puede acercarse al sol, pero a sus 857 años eso poco le importa, espera tranquilo el alba y por fin es capaz de admirar los dulces rayos de sol que por centurias le fueron denegados. En ese momento Jorge sonrió, su cuerpo se fue desvaneciendo al compás del viento mientras se perdía en el mundo, por primera vez y después de 857 años Jorge está libre, por primera vez en 857 años Jorge sintió realmente el significado de la muerte.
¿Cuándo irá a terminar esta mierda? Se preguntó Jorge, estoy cansado de lo mismo, maldigo el día que viajé representando a España en las cruzadas y ese sarraceno hijo de puta me convirtió en esta bestia. Mi vida desde entonces ha sido una agobiante monotonía, semana a semana salgo en busca de alimento mientras el mundo duerme, la luna es la única compañera que me aligera esta maldición que cargo a mis espaldas, cada vez que entierro mis colmillos en un distraído humano siento su alma perderse en el infinito. Aunque pensandolo bien algunos se lo merecen, políticos corruptos y viles pedófilos, a veces creo hacerle un favor al mundo, y me siento como un héroe ante ese tipo de personas.
Nadie sabe lo que siento yo, he visto levantarse imperios y caerse como granito, he visto grandes promesas y grandes mentiras, los pocos amigos humanos que se me han acercado, se arrugaron y yacen bajo tierra como abono de gusanos, el mundo gira con rapidez sin embargo no siento el movimiento, mi vida carece de sentido, vivo de la muerte del resto, odio mi amarga existencia pero me aterra el hecho de salir al sol y desvanecerme en el aire, no sé que hacer, no sé si algún día llegaré a sentir lo que los humanos llaman amor.
Recuerdo con esfuerzo como era mi vida antes de ser un muerto viviente. Mi padre un granjero y mi madre una costurera, hicieron de mi infancia un momento espectacular. Recuerdo jugar a los espadachines con armas de madera junto a mi hermano Fernando, con la misma energía crecimos y juntamos el dinero para acompañar a los cristianos en la búsqueda de recuperar Jerusalén, un día un Sarraceno entró en nuestro campamento en la noche, su fuerza era mítica y su destreza envidiable, recuerdo que asesino a mi hermano y que se abalanzó sobre mí, en aquel momento logré quitarle su espada de medialuna y lo tomé del cuello, luego largos colmillos crecieron en sus dientes, su boca se posó en mi cuello y luego todo se nubló, el resto es historia, desperté convertido en un demonio, un animal… un vampiro.
Luego comencé a conocer a los de mi clase, si es que encontraba alguno, pero poco a poco me di cuenta de que estaba más solo. Tuve una novia, pero ella no sentía este pésame que llevo a cuestas, para ella la vida del vampiro era pura diversión, noches de fiesta, sexo y cuellos ensangrentados. Para mí el asunto era distinto… ahora que lo pienso nunca me sentí bien siendo vampiro, añoro los días de juegos y relatos frente al fuego, siento que no puedo más… he tomado una decisión, tomaré una vida más y luego acabaré con la mía.
¿Qué es eso entre los bosques?, ¿Es un humano? Si lo es… mi última víctima, veo que está borracho, tanto mejor, el alcohol en su sangre me dará un momento más placentero, muerdo su cuello y me alimento de su último soplo de vida, sigo caminando, estoy cansado, muy cansado, llevo caminando casi un milenio sin poder descansar. Llego a una ladera, se parece mucho a las que corría en mi niñez… comienzo a sentir miedo, ¿Qué será de mí? ¿Tendrá el paraíso un espacio para este nómada asesino? Da igual, cualquier cosa es mejor que esto, comienzo a sentir los pájaros cantar ¡Cuántos años sin ver a estas criaturas! ¡Al fin me siento vivo! Veo despertar los animales, escucho cantar al rocío, que sensación más fascinante, detrás de la montaña siento que viene la luz, rezo un avemaría, tanto tiempo esperado, tantas luchas perdidas y ganadas, cuantas vidas quitadas y familias apenadas, todo se reduce a su fin, la luz baña mi cuerpo, es algo indescriptible, no siento pena, no siento dolor, finalmente siento paz.