Desde muy pequeño, he escuchado como respuesta a mis dudas sobre la existencia de seres diferentes (especialmente los espectros) que "no existen". Como buen niño, mi inquietud me llevaba a buscar un argumento que respalde la respuesta que me daban los adultos, pero esta siempre era la misma: "obvio que no existen, ¿has visto alguno acaso?"
Lo que hoy me pregunto es, ¿es necesario ver para crear? (y de paso de derribar dicho paradigma como a la torre de Babilonia), o más aún ¿todo lo que puedo ver es? ¿todo lo que percibo existe?
Vamos a partir con la primera pregunta, ¿es necesario ver para creer? Según mi visión, no siempre es necesario ver algo para poder creerlo. Si algún familiar me dice que está triste, no pedo no creerle por el simple hecho que no tenga un cartel colgado en su cuello que verse "estoy triste", muchas veces la tristeza va acompañada con una careta de falsa felicidad ¿vamos a creer que por eso está feliz? Hay que recordar al pequeño principito "lo esencial es invisible a los ojos".
Ahora, ustedes dirán que estamos hablando de conceptos metafísicos que sólo se encuentran como conceptos en nuestra realidad (amor, odio, alegría etc...), pero creo creer que esto se extrapola a todos los elementos llamados "objetivos" (vale decir los objetos que se encuentran fuera de mí), yo puedo creer en algo que no he visto, y que sin embargo exista en el mundo real. Basta con leer una revista de viajes y creer lo que escribe el periodista y tomarlo luego como conocimiento propio, me atrevo a decir que en la gran mayoría de los casos, la veracidad que le entreguemos al mensaje no siempre será determinada por nuestra certeza sensitiva (otra paradoja, y como plantearía Descartes, ¿debemos creer en nuestros sentidos?) sino que en muchos casos, y por nuestra condición humana de no poder adquirir toda la información "de primera línea", nuestra creencia o no en un enunciado irá directamente relacionado con la credibilidad que ostente para nosotros el interlocutor que lo emita, osea, si yo creo que el emisor es alguien que suele versar de la verdad (entendiendo verdad como la concordancia entre la expresión y sobre lo que se expresa).
Ahora vamos a la última pregunta, ¿es todo lo que veo real, o todo lo que hay? Hay un par de conceptos creados (y reciclados luego por Bateson y Korzybski) por el filósofo alemán Immanuel Kant perfectos para ilustrar la idea. Estos son "Das din an sich" (la cosa en sí) y "Das ding fur mich" (la cosa para mí). Esto quiere decir lo siguiente, según Kant, el mundo (la cosa en sí) es algo que nunca vamos a ser capaces de conocer por completo, y en nuestra condición de seres humanos, sólo podemos percibir en base a nuestra naturaleza y nuestros sentidos, entonces todo lo que yo perciba de la "realidad en sí", es simplemente un esbozo de lo que existe, un esbozo delimitado por mi capacidad sensorial, en pocas palabras, lo que veo es mi adecuación a lo que existe (la cosa para mí).
Quizás aún muchos no entienden a que voy con este preámbulo, pero creo que es absolutamente necesario para desarrollar la idea central. Ahora, imaginemos que somos un toro, nuestra naturaleza sensorial nos impide ver en colores, ¿no existen los colores? No, no existen para "la verdad en mí" del toro, pero no por eso no existe para otras criatura. He aquí el punto clave, si nuestros padres nos decían que los fantasmas no existen porque nadie los ha visto, ¿es eso necesariamente verdad? La experiencia, (o la falta de esta) me permiten decir que no, no porque no lo percibo no existe, si fuera por eso, bien podríamos afirmar que los colores no existen gracias a los toros. Como dijo Maturana, "la ciencia nos permite versar sobre la experiencia no sobre el mundo".
Con lo anterior expresado, creo en mi infinita ignorancia, poder dar el beneficio de la duda a la existencia de espectros o mundos paralelos. Si bien no existe manera humana aún para probar la existencia de dichas cosas, nuestro cerco sensorial no es base suficiente para negarlo por insuficiencia de datos, no estamos seguros si los animales pueden ver y percibir cosas que nosotros no podemos (cosas del "mundo en sí" que no se manifiestan a nuestra naturaleza) y que se mueven a diferentes frecuencias (por ejemplo los ultrasonidos). No somos nadie para determinar que existo o no, utilizando nuestra percepción como única herramienta. La próxima vez que un niño le pregunte si existen los fantasmas, no sea tan ególatra, y afirme con humildad: "yo no los veo, pero no por eso no comparten con nosotros".
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